martes, 20 de julio de 2010

La Geoda gigante de Pulpí


Nuestro país está lleno de maravillas naturales que apenas conocemos. Una de ellas es la Geoda gigante de Pulpí, en la provincia de Almería.

En diciembre de 1999, miembros del Grupo Mineralogista de Madrid descubrieron, en una mina abandonada de hierro y plomo de la localidad almeriense de Pulpí, una gran geoda tapizada de gigantescos cristales de yeso. El descubrimiento se realizó a unos 50 m de profundidad, coincidiendo con el nivel del mar y a 3 km de la línea de costa.

La cueva se formó hace unos seis millones de años cuando el Mar Mediterráneo se evaporó formando la cristalización del yeso tal como hoy se conoce, lo que constituye un fenómeno único de la naturaleza a nivel mundial.

Pero ¿qué es una geoda? Una geoda es una cavidad rocosa, normalmente cerrada, en la que han cristalizado minerales que han sido conducidos hasta ella disueltos en agua subterránea y cuyos cristales son de gran tamaño debido a la poca presión a la que se han producido. El proceso de cristalización se produce en capas en las paredes de la cavidad, por lo que se pueden encontrar geodas huecas. En resumidas cuentas, una geoda no es más que un hueco en la roca cuyo interior está "tapizado" de cristales que pueden ser de cuarzo, calcita y/o yeso según su ambiente de formación. Una imagen vale más que mil palabras:


La imagen que observan corresponde a una típica geoda con cristales de cuarzo transparente en el borde, y de amatista (cuarzo morado) en el interior. Cabe mencionar que las geodas pueden ser de diversos tamaños, desde varios centímetros hasta algunos metros.

La Geoda gigante de Pulpí tiene forma de embudo, con la parte más estrecha acodada en forma de L. Forma un volumen hueco de 10.7 m3, con 8 m de largo, 1.8 m de ancho y 1.7 m de alto. El tamaño medio de los cristales de yeso es de 0.5 x 0.4 x 0.3 m, con ejemplares de hasta 2 m de largo.


El Grupo de Investigación "Recursos Hídricos y Geología Ambiental" ha realizado diversos estudios para conocer los riesgos que la Geoda podría sufrir en caso de ser visitada in situ, mediante con control microclimático de su interior en condiciones naturales y bajo una afluencia controlada de visitas. Los resultados de esta investigación están enmarcados en los proyectos de investigación "Estudio y valoración de la Geoda de Pulpí" y "Estudio microclimático de la Geoda gigante de Pulpí (Almería)", gracias al acuerdo específico firmado entre la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, la Universidad de Almería y el Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

martes, 13 de julio de 2010

Las lágrimas de los ratones son afrodisiacas


La revista National Geographic se ha hecho eco de un estudio que concluye que las lágrimas de los ratones producen una feromona sexual llamada ESP1. Esta sustancia química sirve para atraer a las hembras de su especie.

El estudio demuestra por primera vez que estas feromonas actúan "a nivel cerebral", según uno de los autores del estudio, Kazushige Touhara. Así, los ratones macho segregan las lágrimas y con ellas cubren todo su cuerpo y su nido. Cuando las hembras tocan a un ratón o acceden a su "territorio", la ESP1 entra por un órgano nasal llamado vomeronasal, donde la feromona cubre un receptor proteínico.

Es entonces cuando la feromona llega al cerebro de la hembra, cuya probabilidad de sacar adelante las caderas y alzar la cola, propia del apareamiento, crece el triple. Esta postura es muy usual en muchos animales.

Este descubrimiento puede ser de mucha utilidad para controlar la población de ratones. Incluso, el equipo de Touhara ha desarrollado una patente de esta investigación, pues puede servir como una herramienta eficaz para incrementar las labores de apareamiento entre los ratones de laboratorio.

Fuente: ABC.

miércoles, 7 de julio de 2010

La medusa inmortal

Todos hemos nacido y todos moriremos. Todos menos Turritopsis nutricula, un hidrozoo con un ciclo de vida en el que vuelve a ser pólipo después de llegar a su maduración sexual. Es el único caso conocido de un metazoo que es capaz de volver a un estado de inmadurez sexual, colonial, después de haber alcanzado la madurez sexual como etapa solitaria. Por tanto, de una forma que la Ciencia aún no ha logrado comprender, la medusa Turritopsis nutricola es inmortal.

T. nutricula tiene un diámetro de 4-5 mm. Su figura es alta y acampanada con paredes finas y uniformes. Llega a ser madura sexualmente después de pocas semanas de vida. Generalmente las medusas mueren después de propagarse; sin embargo, esta medusa ha desarrollado la capacidad de volver a un estado de pólipo. Vuelve a “nacer”.

Esto se realiza mediante un cambio de células en su zona externa (Exumbrella), haciéndolas retroceder a fases anteriores a su especialización. Se trata de un fenómeno llamado transdiferenciación que se puede ver, por ejemplo, cuando un órgano dañado regenera sus tejidos. Sin embargo, para esta especie de hidromedusa el proceso es algo corriente en su ciclo vital.
En pruebas de laboratorio, el cien por cien de los ejemplares de T. nutricula analizados han madurado y vuelto a la juventud decenas de veces, sin perder en esos cambios ni una sola de sus características o capacidades. Los investigadores tuvieron que llegar a la conclusión de que la muerte orgánica es algo que en esta especie, sencillamente, no sucede.
Misterio sin resolver
La existencia de esta excepcional criatura se conoce desde hace más de una década. Desde los años noventa la especie ha sido sometida a análisis genéticos y biológicos de todo tipo para intentar arrancarle, sin éxito, el secreto de su inmortalidad. Es posible encontrar en internet detallados artículos sobre su biología y características, entre ellos el publicado en 1996 en Biobull.
Pero la voz de alarma no fue dada hasta el pasado verano por la bióloga Maria Pia Miglietta, de la Pennsylvania State University, quien precisamente a causa de una serie de análisis genéticos realizados a decenas de ejemplares de la medusa se dio cuenta de que la especie, originaria de los mares del Caribe, se había extendido prácticamente por todos los océanos del mundo.
Lo que es capaz de hacer esta medusa, afirma la investigadora, "equivale a una mariposa que pudiera volver a convertirse en una oruga". En sus análisis, Miglietta comparó el ADN mitocondrial de ejemplares de Turritopsis recogidos en Florida y Panamá con otros procedentes de otros lugares del mundo y que habían sido recolectados durante investigaciones anteriores.
Y fue, al hacer esta comparación, cuando se encontró con la sorpresa de que determinadas secuencias genéticas se repetían en ejemplares obtenidos desde Panamá hasta Japón. En quince de ellos, procedentes de ambos países y de las costas epañolas e italianas, las secuencias eran idénticas. La existencia de este patrón implica una extraordinaria facilidad de movimiento. Y los investigadores creen que esa facilidad, igual que la de muchas especies marinas invasoras, procede de las bodegas y los tanques de lastre de los barcos que navegan por esas aguas.

Fuente: ABC.